Cumbres Borrascosas
Es
la única novela de Emily Broté. Fue publicada por primera vez en 1847 bajo el
sobrenombre de Ellis Bell. Su hermana Charlotte editó una segunda edición
póstuma.
Género: Tragedia
¿Cómo se desenvuelve la historia?
En el invierno de 1801,
el narrador, Lockwood, llega a Cumbres Borrascosas para arreglar con
Heathcliff el alquiler de la casona cercana, llamada la Granja de los Tordos
(sí, sí, los nombres son ridículos). Heathcliff, el propietario, no se
esfuerza, ni siquiera un poco, por ser agradable (léase: es un cara larga), y
enseguida despierta una profunda curiosidad en Lockwood. Una tormenta de nieve
obliga a Lockwood a pasar la noche en Cumbres Borrascosas, y tiene unas
pesadillas loquísimas que incluyen a un espíritu llamado Catalina Linton que,
entre lamentos, intenta meterse por la ventana. ¡Alegre, muy alegre!
Una vez instalado en su
nueva casa, Lockwood invita al ama de llaves, Elena Dean, para que le cuente la
historia de los curiosos habitantes de Cumbres Borrascosas. Elena está feliz de
relatar la oscura historia de los Earnshaw, los Linton y, sobre todo, de
Heathcliff.
Viajamos al pasado
mientras Elena hace su relato. Ella empieza a trabajar para los Earnshaw de
jovencita. Todo marcha sobre ruedas hasta que el señor Earnshaw hace un viaje a
Liverpool y vuelve con un huerfanito de piel morena llamado Heathcliff. Si bien
el niño le cae bien a la hija de Earnshaw, Catalina, tras una breve aversión
inicial, al hijo, Hindley, le molesta que el padre tenga de favorito a ese niño
extraño y sin modales.
Catalina y Heathcliff
se vuelven inseparables enseguida, pero la amargura de Hindley no hace más que
aumentar, así que se va para la universidad. Catalina y Heathcliff disfrutan de
una infancia un tanto idílica y llena de aventuras entre páramos tormentosos y
arrumacos en una cama de tablas.
Tras la muerte del
señor Earnshaw, Hindley vuelve de la universidad acompañado de su nueva esposa,
Francisca, para reclamar su puesto de jefe de Cumbres Borrascosas. La
universidad no le ha cambiado los sentimientos hacia Heathcliff, así que decide
amargarle la vida a su hermano adoptivo tratándolo como a un sirviente.
Con Hindley haciéndose
el tirano, Catalina es el único consuelo de Heathcliff. Siguen siendo aliados y
amigos. Una noche, se van los dos para la Granja de los Tordos a espiar a los
niños Linton, Eduardo e Isabel, que viven una vida de consentidos y protegidos.
A Catalina la muerde un perro, por lo cual debe quedarse en la granja durante
cinco semanas para recuperarse. Durante su estadía, el pequeño Eduardo le toma
cariño. Mientras tanto, para Heathcliff, la vida en Cumbres Borrascosas sin
Catalina ha sido un infierno, y con la presencia de Eduardo las cosas nunca
volverán a ser iguales.
Francisca muere tras
dar a luz a un niño, Hareton, por lo cual Hindley, que ya no tiene a su esposa
para contenerle la rabia, se pone aún más vengativo con Heathcliff. Hindley le
toma resentimiento a su nuevo hijo y se vuelve alcohólico y agresivo. Su
actividad principal consiste en hacerle la vida imposible a Heathcliff y, por
añadidura, a todos los que están en la casa.
Catalina le confiesa a
Elena su profundísimo amor por Heathcliff, pero aun así se casa con Eduardo.
(Incluso en los páramos más lejanos, la clase social determina con quien te
casas). Heathcliff se va por tres años a quién sabe dónde y cuándo vuelve,
Catalina y Eduardo ya están casados y viven en la Granja de los Tordos.
A partir de entonces,
Heathcliff se pone como objetivo vengarse de Hindley, quien está en peor
condición que antes. Usando dinero que ganó durante su misteriosa ausencia,
pone en marcha su plan maestro de adquirir Cumbres Borrascosas y la Granja de
los Tordos. Heathcliff aprovecha el hecho de que Hindley es un borracho sin
remedio para engancharlo en interminables series de apuestas que terminan
haciéndole hipotecar Cumbres Borrascosas para pagar sus deudas, tras lo cual
Heathcliff se apropia de la casa.
Heathcliff sigue
visitando a Catalina en la Granja de los Tordos, a pesar de que su esposo
Eduardo lo trata como a un forastero de mala cuna. Para adquirir la propiedad
de Eduardo, Heathcliff se casa con Isabel Linton, quien le hace sacar a relucir
su instinto agresivo.
Eduardo y Heathcliff se
enredan en una violenta pelea que hace enfermar a Catalina, de lo cual ésta
nunca se recupera. Pero sí da a luz a una niña, también llamada Catalina. Con
su muerte aumentan el dolor y la rabia de Heathcliff, que le implora al
espíritu de Catalina que lo persiga.
Isabel ya no aguanta
más la agresividad de Heathcliff así que se escapa a Londres, donde tiene un
hijo, Linton Heathcliff.
Durante los trece años
siguientes, Elena Dean se queda en la Granja de los Tordos para criar a
Catalina, una enérgica niña de papá. Eduardo y Elena procuran que la jovencita
no se entere de la existencia de Cumbres Borrascosas ni de su dueño, pero, al
igual que a su madre, Catalina siente curiosidad por la exploración de los
páramos y todos sus rincones escarpados y azotados por el viento. Elena le
prohíbe salir del predio de la Granja, tras lo cual Catalina se escapa sola.
Termina en Cumbres Borrascosas y allí conoce al hijo de Hindley, Hareton, quien
a causa del despreciable trato de Heathcliff se ha vuelto un zoquete maleducado
y gruñón. Aun así, Catalina está contenta de tener compañía.
Tras la muerte de
Isabel, Eduardo va a buscar a su debilucho y lúgubre sobrino Linton y se lo
lleva a vivir con él a la Granja de los Tordos. Heathcliff tiene otros planes y
exige que su hijo viva con él, a pesar de que Linton ni sabía de la existencia
de su padre. El contraste entre Linton y Hareton es total, pero Heathcliff no
aguanta a ninguno de los dos.
En un momento dado
Catalina se encuentra con Heathcliff en el páramo, se aventura hacia Cumbres
Borrascosas y allí se encuentra con Linton, a quien recuerda vagamente. Los dos
empiezan a escribirse cartas de amor en secreto, que se envían a través del
lechero. Eduardo y Elena se enferman y deben permanecer en cama, con lo cual Catalina
empieza a escaparse hacia Cumbres Borrascosas para visitar a Linton. El
desdichado y sufrido de Linton pasa a ser un instrumento del plan de venganza
de su padre: si Linton se casa con Catalina, heredará la Granja de los Tordos.
En un encuentro arreglado
entre Catalina y Linton, Elena y Catalina caen en la trampa de Heathcliff y
vuelven a Cumbres Borrascosas, donde éste las encierra y obliga a Catalina a
casarse con Linton. Poco después mueren Eduardo y el joven y enfermizo Linton,
tras lo cual Heathcliff también pasa a ser dueño de la Granja de los Tordos, y
obliga a su nuera viuda a trabajar para él en Cumbres Borrascosas como una
sirvienta común y corriente. Luego le alquila la Granja de los Tordos a
Lockwood.
Ahora la historia de
Elena está completa. La fascinación de Lockwood por Heathcliff se ha convertido
en desagrado, por lo cual éste le notifica a Heathcliff que se irá de la Granja
para regresar a Londres. Sin embargo, seis meses más tarde vuelve al barrio y
pasa a visitar a Elena, quien lo pone al tanto de las últimas novedades del
melodrama.
A pesar de su rechazo
inicial hacia Hareton por considerarlo un bruto analfabeto, Catalina le toma
cariño y le enseña a leer. Heathcliff está tan obsesionado con la difunta
Catalina que ni siquiera se percata de lo que acontece entre los jóvenes; en
realidad ya ni se molesta en comer ni dormir. En vez de seguir con su ciclo de
maltrato y venganza, deambula por los páramos, con la mirada perdida en la
distancia y apelando descorazonado al espíritu de Catalina. Heathcliff muere en
la cama de tablas, rígido y con una mueca seca.
Hareton y Catalina
heredan las dos casas. Tienen pensado casarse el día de año nuevo y han
generado un ambiente de renovación y esperanza. Lockwood se va de la casa de
los enamorados y pasa por las tumbas de Catalina, Heathcliff y Eduardo; la de
Heathcliff se ve nueva y aún no está cubierta de césped.